Capítulo dos. Los primeros pasos en el nuevo mundo.
Nunca
supe de dónde salió aquel árbol gigante, mi entendimiento cuando era
una cría, era muy reducido. Papá siempre me lo explicaba todo, pero
ahora, no estaba. Hermano me explicó que habíamos sido bendecidos por
un ''amigo'' de la misma persona que había plantado el árbol. A pesar de
que Thilenarion no me sacaba más de cincuenta años en aquel entonces...
estaba convirtiéndose en un padre para mi, más que en mi propio
hermano. Aunque él nunca aceptó que le llamara de esa manera. Sólo trató
de hacerme ver el mundo con nuevos ojos, ser optimista, y aprender a
vivir de la propia tierra.
-¿Hermano, por qué no hay ninguna
mujer drui- druidra- dui-. Trataba de pronunciar bien la palabra, es
más, recuerdo haberla aprendido ese mismo día.
-Vaya, así que hoy
te han enseñado lo que es un druida.- Dijo con su afable sonrisa,
mientras acercaba una silla a la mía, para tomar asiento.
-¡Sí! ¡Me han explicado que los hombres más fuertes ahora son druidas!- Comenté bajo la completa ignorancia.
-Bueno...
resulta que no todos pueden serlo. Hay gente que tiene más o menos
potencial. Ser druida, significa estar en sintonía con la naturaleza.
Con los animales, con todo lo que nos rodea. ¿Me entiendes?-.
Asentí rápidamente, atenta a sus explicaciones, sacudiendo la cabeza repetidas veces.
-Tú
podrías ser druida perfectamente, pequeña. Lo llevas en la sangre. -
Dijo posando sus dedos en mis párpados cerrados, con suma delicadeza.
-¿Cómo que lo llevo en la sangre?- Comenté extrañada por sus palabras. -Tú eres mi hermano, también podrías, ¿no?-.
-Sí,
podría. Pero aunque todo el mundo desea dedicarse a ella, a mi en
cambio es algo que no me atrae lo suficiente. Prefiero cuidar de mi
hermanita y contarle historias.- Dijo sacudiéndome el pelo, con un tono
bromista.
-¡Oye!- Comenté llevándome las manos a la cabeza, tratando de agarrarle.
-Esos
ojos ámbar, Ylh. Esos ojos ámbar significa que tienes una gran conexión
con la naturaleza. Suelen ser un augurio de que serás un druida de
cualidades excelentes.-
-Pero me han explicado que las mujeres
debemos de ser sacerdotisas y dedicarnos a otras labores. Que no
podemos ser druidas. ¿Por qué?-
-Porque el mundo aún no está
preparado para ver mujeres druidas. Ya llegará vuestro momento.-
Comentaba mirándome fijamente, sonriente. -¿Quieres un consejo?-
-¡Claro!- Como siempre, estaba eufórica con sus enseñanzas.
-Elige tu propio camino. Que nadie te diga lo que debes hacer o no. Tú eliges lo que quieres y no otros.-
-¿Puedo hacerte una pregunta, hermano?-
-Las que quieras, pequeña.-
-¿Por qué no seguiste tú el camino del druidismo?-
El
silencio prevaleció unos segundos que parecieron eternos. Parecía estar
pensando bastante su respuesta, hasta que finalmente se decidió.
-Porque
sentía la necesidad de cuidarte a ti, tú me necesitas más a mí que la
naturaleza. Además, conlleva demasiadas responsabilidades, y siempre he
sido un hombre de gustos simples. -Comentó con toda su sinceridad. La
verdad es que no llegué a entender su sacrificio hasta bien pasados los
años. Cuando me terminé dando cuenta de todo.
Las primeras décadas
tras el florecimiento de Nordrassil fueron los más amenos que pasamos,
disponíamos de bastante tiempo libre y podíamos disfrutar el uno del
otro. Pero como era de esperar, yo crecería, así como también lo haría
mi curiosidad... Algún día tendría que explicármelo todo.
Capítulo tres. El sendero correcto.
Recuerdo
que mi adolescencia estuvo plagada de emociones, pero también de un
fuerte sentimiento de protección. Gracias a las enseñanzas de mi
hermano, logré encontrar lo que verdaderamente me gustaba. Como era de
esperar, rechazaron instruirme en el druidismo, por mi condición, según
alegaron ellos. Ni si quiera discutí esa decisión. Decidí unirme a las
centinelas, pero aquel proceso no sería de la noche a la mañana. Para
proteger la naturaleza y defender nuestros bosques, necesitaba ser
fuerte y nunca había entrenado en serio.
Pasé varios años
entrenando y fortaleciendo el cuerpo, hasta que por fin me vi preparada
para el examen de ingreso, el cual pasé sin dificultades. Pero no sólo
necesitaba físico para aquel trabajo. Aunque me emocionaba, siempre
había odiado estudiar, pero por desgracia no me quedó otro remedio.
En
el tiempo que pasé en la academia, estudiamos la geografía de todo el
continente, supervivencia básica, aprendimos a usar el arco, nuestras
Gujas y a utilizar el cuchillo. Los exámenes físicos una vez nos
unimos, eran aún más duros que los de ingreso y al final de la
instrucción, sólo quedábamos unas pocas, de las cientos que habíamos
entrado en un principio.
Vestí con orgullo mi uniforme el primer
día que me lo dieron y fui a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Tras
muchos años, había logrado algo en la vida de lo que sentirme orgullosa
y de lo que hacerle sentir orgulloso a él. Toqué en la puerta,
esperando que me abriera, para darle la sorpresa. Él era consciente de
las horas que había gastado entrenando y estaría igual de contento.
-¡Tachán!- Extendí los brazos nada más abrió la puerta para recibirme.
-¿Pasaste las pruebas?- Me dijo mi hermano, atónito.
-¡Sí!- Grité yo dando un salto frente a él y abrazándole
-¡Eso es genial, Ylh! Te dije que si te esforzabas lo conseguirías. Y lo has hecho.-
-Gracias por todo, Thil.- Comenté casi susurrándole, aún pegada a él.
-No tienes nada que agradecerme.- Comentó humildemente.
-Siempre has estado ahí para mi y te has preocupado más de una enana que por ti mismo.-
-Era mi obligación como tu hermano.-
-Por eso te lo agradezco. Fuera tu obligación o no, me dedicaste todo ese tiempo.- Comenté separándome de él.
-Bueno. Volviendo al tema, ¿Ahora qué harás?-
- De eso quería hablarte... Vengo a despedirme. No volveré en un tiempo.-
-¿Y eso?-
-Me han destinado a Vallefresno y no creo que salga de allí por mucho tiempo. -
-Comprendo...
pero mira el lado positivo, ahora tienes un propósito en la vida.
Además, el tiempo es algo que por el momento nos sobra.-
-¿Puedo pedirte algo, Thil?-
-Lo que quieras.-
-¿Podrías... contarme lo de aquel día?- Comenté cabizbaja, y con un tono algo desanimado.
-Ya
veo... supongo que algún día querrías saberlo. Entra y hablemos de
ello, entonces.- Respondió el, tornando su sonrisa a un rostro serio e
inexpresivo.
Los dos nos sentamos en la mesa de casa, uno frente
al otro. Yo estaba nerviosa, pues siempre había querido saber lo
sucedido y este era el momento. Thilenarion, en cambio parecía sereno,
pues ya había superado aquello con el paso de los años. Aún así, no le
gustaba tener que recordar pero hizo un esfuerzo, tomó aire
profundamente un par de veces y comenzó a hablar.
-Papá y mamá... No sé si recordarás mucho de ellos, pero explicaré desde el principio.-
-Recuerdo los besos de mamá... y los cálidos abrazos de papá. Pero... no recuerdo sus rostros.-
Él dedicó una sonrisa algo forzada para esa situación y cruzó los dedos de sus manos, sobre la mesa.
-Papá
era un hombre valiente, que no dudó en protegernos hasta el último
momento. Mamá... ella era simplemente el amor personificado. Recuerdo
que veló por nuestra seguridad hasta el final.
Supongo que aún
recordarás nuestra casa a las afueras de Zin ' Azshari, bajo el manto de
aquel árbol donde estaba el columpio, en el que te pasabas horas y
horas balanceándote y riendo.-
-Sí... recuerdo que mamá solía empujarme por las tardes, cuando el sol ya se ocultaba tras la montaña.-
-Sí...
allí teníamos un lago, muy parecido al que tenemos ahora. Lo que todos
conocen por ''El pozo''. Ahora como bien sabes, está prohibido usar sus
energías, pero en aquellos años, si se usó y en exceso, por un grupo
reducido de los nuestros. Por lo visto, hicieron tratos con un ejército
de demonios , que llegaron a la ciudad a través de una especie de
portal. Tenían cuernos, y usaban una magia muy poderosa. Querían hacerse
con nuestras tierras, y nosotros íbamos a impedírselo. Fue así como
comenzó la guerra.
Papá se unió a la causa y de inmediato
combatió en la guerra. No podía ver como sus hermanos morían. Además, si
perdíamos aquella guerra, todos moriríamos. ¿Recuerdas a Thylanus y
Mytvaaenna?-
-A hermano no le recuerdo mucho... pero a Mytva sí. Recuerdo que me enseñó muchas cosas de pequeña.-
-Pues
ellos siguieron el ejemplo de padre y se unieron a la causa también.
Nunca había visto a hermana tan decidida en algo e incluso su mirada me
asustó en aquel momento. Mamá por su parte, estuvo mucho tiempo con
nosotros, mientras la guerra proseguía. Pero por desgracia, no soportó
ver a su marido y sus hijos ir a la guerra, mientras ella se quedaba de
brazos cruzados. Me dijo que te llevara al Oeste, que huyéramos allí
mientras pudiéramos, que un grupo de refugiados de los nuestros estaban
reunidos por el lugar. Tras dejarte a mi cargo marchó, para no volver.
Nunca
tuve noticias de ellos. El portal de aquellos seres colapsó junto al
pozo y originó un gran temblor que azotó al mundo. Fue lo que nos
dividió en continentes y se llevó buena parte de la tierra al fondo del
mar. En aquel momento, supe que estábamos tú y yo solos. Seguí con
aquel grupo, hasta que llegó Cenarius, aclamado por todos junto a los
Tempestira y Susurravientos. Eran considerados héroes, por acabar con
los seres que trataron de aniquilarnos. Pero aquella guerra nos costó
lágrimas, mucha sangre y nuestro hogar. Fue entonces cuando decidí
seguirles y llegar hasta donde ahora estamos.-
Durante toda la
explicación hablaba pausado y me miraba fijamente. Él creía que
no iba a perdonarle por haberles dejado ir, pero en cambio, me alegré
por nosotros.
-Hiciste lo que madre dijo. Podías haberme
abandonado a mi suerte y seguir su ejemplo. Ya estabas en edad de
combatir. Pero aguantaste esos deseos y decidiste hacerte cargo de mí.
¿Y después dices que no tengo nada que agradecerte? Hermano, te debo la
vida. No sé cómo has podido vivir todos estos años sin contarle ni una
palabra a nadie y sin hablar de ello.-
-Bueno, llegó el momento
y te lo acabo de contar. Ahora sabes la verdad y es algo que te
acompañará de por vida. La ignorancia da la felicidad, Ylh. Y gracias a
eso no viviste amargada, como yo lo estaba todos estos años.-
Me
levanté de la silla, me acerqué a hermano, y le abracé con todas mis
fuerzas. No sabía la presión a la que había estado sometido, ni que
tuviera que guardar tal cúmulo de sentimientos durante tanto tiempo.
-No te defraudaré, hermano. Defenderé los bosques.-
-''Es mi Blog y me lo follo cuando quiero''.- Lo que quiere decir que publico lo que quiera y cuando quiera. Me gusta escribir, no siempre, pero cuando lo hago le pongo empeño. No abarco algo en concreto, por lo que para gustos, colores.
Entradas populares
-
Nunca he sido de Blogs, no lo voy a negar. Pero me he preguntado a mí mismo... ¿por qué no? Total, voy a publicar lo que yo quiero. Pero no...
-
Capítulo cuatro. El gran comienzo. Tal vez fueron demasiados los años que ejercí de centinela. Recuerdo que en mis primeros días, un...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encanta el personaje del hermano!
ResponderEliminare.e
EliminarThil mola demasiado. A ver cuando se anima Carlos a continuar la historia. Anda que no le he dado la brasa ni ná, jajaja.
Fíjate como será la cosa, que hasta me propuse crearme y rolear en la medida de lo posible a Ylh en Skyrim, jajaja.
Deja que acabe de publicarla y muy a lo mejor, me pienso en continuarla e.e
EliminarNo sé yo, conociéndote, no sé yo... jajaja.
Eliminar